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La Flor Cempasúchil

Flores hacia arriba, la flor cempasúchil, usada en ofrendas del Día de Muertos

Una vez al año México se tiñe de un color amarillo anaranjado. La flor de Cempasúchil simboliza el Día de Muertos en México, gracias a su color y aroma es uno de los elementos más representativos de las ofrendas para los muertos.

El nombre original de la flor de cempasúchil es sempôwalxôchitl y proviene de la lengua náhuatl. «La palabra viene de dos sustantivos: sempôwal, que significa 20 (o muchos), y xôchitl, que es flor. Su traducción sería flor de 20» En México, Puebla es el estado que ocupa el primer lugar en la producción de la flor de cempasúchil que se utiliza en la tradicional decoración del Día de Muertos, se estima que se producen 17 mil toneladas al año, con lo que se posiciona el estado con un 76.6 % a nivel nacional.

Nuestros antepasados asimilaban el color amarillo de la flor de cempasúchil con el sol, razón por la que la utilizaban en las ofrendas dedicadas en honor a sus muertos. La tradición marca hacer senderos con las flores de cempasúchil, desde el camino principal hasta el altar de la casa con la finalidad de guiar a las almas hacia los altares. La flor era considerada por los mexicas como un símbolo de vida y muerte.

Existe una leyenda popular sobre la flor de cempasúchil que cuenta la historia de Xóchitl y Huitzilin, que se amaban y todas las tardes subían a lo alto de la montaña a llevarle flores a Tonatiuh, el padre sol, jurando ante él amarse más allá de la muerte. Un día llegó la guerra y los amantes se separaron, pronto llegaron las noticias de que Huitzilin había muerto en la guerra, Xóchitl sintió que su corazón se rompía y le pidió a Tonatiuh, que la uniera por siempre con su amor y con uno de sus rayos la convirtió en una flor. Luego llegó Huitzilin, en forma de un colibrí, posándose en el centro de la flor, y al instante la flor se abrió en 20 pétalos, surgiendo de ahí la flor de cempasúchil, la flor de los muertos.

Por esta razón se ha convertido en un ícono de nuestra cultura dentro de los festejos mortuorios, ya que más allá de deleitar la vista, es un elemento que no puede faltar en los altares, tan importante como la comida, las calaveritas de dulce y el pan de muerto que representan a esta gran festividad mexicana, cautivando y llamando la atención de todo el mundo por su idílica presencia.

UEM

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